De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria. De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria.
Gloriosa serie de TV emitida durante los años 90 en Antena 3. Su protagonista: El Fary.
La serie se comenzó a emitir en 1996; para sorpresa de todos, llegó a tener un 30% de share. ¿Cómo pudo ser eso? Fácil: porque un 30% de los televidentes nos echábamos unas risas sanas viendo este esperpentoctáculo.
La escasa altura del Fary marcó otras cosas además del título de la serie.
El casting planteó especiales problemas a Antena 3: el reto era encontrar una familia que tuviera aspecto semi-normal, y aún así fueran todos más pequeños que el Fary. Ni que decir tiene que fracasaron miserablemente: excepto la niña de 6 años, el resto de los elegidos eran más altos que el cabeza de familia. Eran:
Cuando vieron que su carrera corría serio peligro de ser relacionada con la del Fary, muchos actores se rajaron. ¡Será por actores! En seguida se cubrieron los huecos.
No todos los episodios fueron igualmente memorables. A continuación destacamos algunos de los momentos estelares de la serie.
En el segundo o tercer episodio, el Trampas se mete en una timba clandestina donde le están desplumando. El Fary no tarda en aparecer por allí a salvar a su despreciable amigo. En éstas que el matón del garito, un auténtico gigante al lado de estos dos, se encara a nuestro héroe y le dice: "¡Eh, tú, enano!". El Fary responde: "Enano no, ¡recortaíto!" y le lanza un directo a la mandíbula (hacia arriba, claro). Es obvio que el matón tiene que agachar la cabeza dos palmos para que el golpe parezca que le da. Con dos hostias el Fary ha acabado con la amenaza y se lleva a su amigo para que continúe su miserable vida, alejado momentáneamente de la indigencia que merece.
En la primera temporada de repente aparece una sueca de 1,80 buscando a su padre. Resulta que, en su alocada juventuz, el sementalesco Fary había preñado a su madre; y éste había engendrado a una auténtica vikinga, culta y noble, que viene por algún motivo a buscarse la vida en nuestro humilde país. Vosotros os preguntaréis: ¿estamos hablando de la misma Suecia que se supone que es un país civilizado? ¿Donde hay 14 meses de permiso de maternidad? ¿Qué espera sacar esta insensata en Espiña de su padre tasista? Misterio misterioso.
Pero el mayor misterio es cómo esta pobre se puede creer que nuestro amigo metrocuarenta puede ser su padre: está claro que los genes, dominantes y recesivos, del Fary no permiten pasar del metro y medio durante al menos cinco generaciones, hasta que se diluyan un poco. Pues no, la tipa va y se hace la prueba de paternidad. Al final, en un alarde de cariño por el simiesco personaje, la hija proscrita rompe el resultado sin mirarlo; le da igual si es su padre o no, este hombrecillo la ha conquistado con su gracejo de posguerra.
Y el esperado momento llegó: la comunión de la hija (la legítima) del Fary. Pero el drama se masca cuando Kiti Manver y el Fary se dan cuenta de que no tienen dinero para pagar una comunión medio decente. Su hermano gigante se ofrece voluntario para celebrarla en su propio bar a precio de coste, y el Fary se niega: "¿Cómo vamos a celebrar este momento en tu bar, ahí, comiendo mejillones?" El hermano, despreciado, se rebota.
Gracias a la mediación de las mujeres los hermanos (que más bien parecen el Dúo Sacapuntas) se reconcilian, y celebran la comunión en el bareto comiendo raciones sumergidas en líquidos indeterminados y limpiándose los morros con servilletas translúcidas que no secan nada. Al final llega lo más grande: el Fary canta dos canciones, sentidísimas (y largas de cojones, creo que mi hermano y yo cambiamos de canal unas 15 veces y nos vimos medio programa de Milikito mientras terminaba el suplicio).
Cuando la primera temporada daba sus últimos coletazos, al hijo mayor le entró algo de cordura en el seso y decidió pirarse. Así que los productores buscaron a otro actor ligeramente parecido, aunque de estatura normal (1,75 m); en esta familia parecía una jirafa. Y ahí que empezó el chaval su cortísima carrera.
Los guionistas incluso se permitieron algunos chistes: en su primer capítulo todos los personajes le iban diciendo al "nuevo" hijo mayor, según se lo encontraban: "Juanvi, te noto un poco raro, ¿te pasa algo?", y el nuevo decía ufano: "No, ¿por qué?". Al final del capítulo el antiguo hijo mayor aparece pidiendo cambio para llamar por teléfono, y en estas que se encuentra al suplantador en el bar de su tío. Se miran (el antiguo hijo mayor y el nuevo hijo mayor), se extrañan y se van cada uno por su lado. ¿Quién dice que esta serie no innovó?
En la segunda temporada, un Fary más maduro y reposado aparece no ya pilotando su "barca", como llama cariñosamente al taxi que conduce. No, amigos, ahora es el encargado de la empresa que le contrata, y aparece en una oficinilla del tamaño de un aseo de Tokyo. Además de mesa tiene un ordenador, que por vergüenza torera no aparece manejando nunca.
Tras dos temporadas, reírse del Fary ya no tenía ni puta gracia. La audiencia descendió por debajo de la de los programas culturales de la 2, y Dapena 3 la canceló.
Nunca más se ha vuelto a reponer este bodrio ejemplo para la juventud, por algún motivo. Desde esta página reclamamos una reposición inmediata y completa, para que los jóvenes vean que Los Serrano no está tan mal. También pedimos a gritos la edición en DVD con el comentario de los actores y actrices. "Aquí me agaché para mirar al Fary", "Esta escena acabó con mi carrera", "Oh Dios, no me hagáis ver esto", "Coño, me se ven toas las tetas, anda que me avisaron"...
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